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Lo que nos deja el aprendizaje en línea

El aprendizaje en línea se volvió una necesidad gracias a la pandemia. Los tiempos se aceleraron, por lo que conseguimos Institutos sin el equipamiento ni la conexión a Internet, estudiantes sin equipos personales y sin Internet a un costo razonable en sus casas.


Ahora bien, es una gran oportunidad que no está excenta de riesgos. Nos damos cuenta que los profesores no están preparados para la enseñanza en línea, los estudiantes tampoco. Quizás los estudiantes están más preparados para lo virtual pero entonces nos encontramos con problemas de lectura graves (se lee pero no se comprende) y problemas de atención (acostumbrados al consumo rápido de contenido: gracias a Facebook, Twitter, TikTok y otros). Sin mencionar, la falta de estrategiasd e aprendizaje individual.

El mundo del marketing, la publicidad y el consumo están alejados del aprendizaje basado en la repetición y el entrenamiento. Como ahora que vivimos en 2021 las Olimpíadas de Tokio 2020, la base de una medalla de oro es el entrenamiento sistemático y persistente, en el aprendizaje pasa lo mismo: se requiere un entrenamiento a largo plazo de forma consciente y repetitiva; se requiere conocer al cerebro y su funcionamiento en conjunto con el cuerpo para que alcance su debido potencial; se necesita fortalecer la memoria a largo plazo.

Llevar los (malos!?) hábitos que tenemos fuera de línea al aprendiaje en línea no nos está ayudando. Vemos a los mismos estudiantes pasivos y esperando una ilusoria «ósmosis» de conocimientos desde el maestro hasta el estudiante.

Entonces, ¿qué hacemos?

Les digo a mis estudiantes que lo primero es establecer una rutina de vida: dormir bien, comer suficiente, beber mucha agua (para tener «aceitado» el cerebro), mantener el orden adentro y afuera, hacer ejercicio, tomar sol, cuidarse para no pescar el Sars-Cov2 (en la variante que sea). Empezando por aquí, ya podemos organizarnos en un calendario, con las asignaturas y fechas de evaluación y nos dedicamos a planificar y ver si esos planes se cumplen.

Sería muy útil darse cuenta de las limitaciones. ¿Dónde estoy parado? ¿Qué se y qué no se? Y aquí hay que empezar por autoevaluarse.

Mis recomendaciones principales para los estudiantes durante las clases en línea serían tres: preguntar, preguntar y preguntar. Una cosa que muy pocos estudiantes hacen desde que recuerdo. Preguntar no te hace saber o entender pero le permite al maestro evaluarte y que te diga si estás bien o mal (una evaluación externa rápida).

A los maestros les puedo decir que nuestro principal error es no evaluar, dejando mucho tiempo entre un contenido y su evaluación. No nos damos cuenta de lo valioso que es la evaluación. Está claro que evaluar nos llena de tedio y desesperanza a nosotros los «pedagogos».

Afortunadamente, ya esto está cambiando, la evaluación y la autoevaluación se están convirtiendo en herramientas diarias del aprendizaje en línea. La evaluación es un tema difícil y pantanoso en la educación de cualquier tipo pero es la base de todo aprendizaje. La evaluación te indica cuando te equivocas que es la forma en que mejor se aprende como dice Salman Khan (si ese señor, el de Khan Academy).

Aquí los dejo con una pregunta que es la difícil de responder: ¿Cómo saber cuando uno está equivocado? ¿Cuándo uno puede ser consciente de que no sabe algo? La respuesta a estas preguntas solo puede ser ¿externa!??? o ¿hay forma de conseguirla desde adentro? Y aquí entonces viene un largo camino del qe hablaremos en la siguiente oportunidad.